Modernidad y posmodernidad.
Cuando se habla de modernidad, se habla entonces de una nueva etapa en la historia. Esta etapa sucede a la Edad Media, y desde el punto de vista económico, inicia al término del feudalismo e inicios del capitalismo, cambio que se da alrededor de los siglos XIV y XVI. Es en esta época que surge el desarrollo de la ciencia moderna, tomando como punto de partida desde que Galileo concibió al universo escrito con caracteres y símbolos matemáticos; empezaron a surgir las utopías guiadas por la razón, la tolerancia y el progreso científico, mundos que solamente se podían ver en sueños.
Para los filósofos modernos, la razón no es algo pasivo que solo permite contemplar las cosas, sino un principio activo, una “acción constante”,una herramienta para transformar las cosas (razón instrumental), una razón sobre la cual la técnica, la ciencia y la propia razón se conciben como instrumentos para sus propios proyectos, incluso de manipulación, poder y enriquecimiento.
Con la entrada de la posmodernidad, se anuncia un fin. La posmodernidad toma el valor de la desconfianza, del desencanto de la modernidad bajo todos sus principios, sus ideales y utopías. Se le empieza a llamar al posmodernismo la “era del vacío”. La posmodernidad cuestiona la idea del progreso, de un progreso unitario con un centro fijo. Esta propone que no existe una historia única, solo imágenes del pasado que dan a conocer desde distintos puntos de vista; sería muy ingenuo pensar que hay solo un punto de vista supremo, comprensivo, capas de relacionar y unificar todos los hechos, pues la subjetividad del pensamiento hace imposible pensar lo mismo.
El todo es una ficción abstracta, lo único verdadero son las partes. No existen lazos comunes ni verdades objetivas y universales válidas para todo el mundo, sino únicamente la perspectiva individual de cada sujeto, como lo contemplaban los sofistas.
Sin embargo, esta es una oportunidad única para emplear nuestros pensamientos al buscar una sociedad moderna e ilustrada, en emplear nuevos proyectos que nos ayuden a legitimar la sociedad del futuro. Eso propone el posmodernismo.
El pensamiento débil en la posmodernidad.
La Crisis de la Historia.
La modernidad se sustenta en la idea de que la historia tiene un sentido común y progresivo, se entiende pues, que la historia llega a un avance progresivamente lineal en el que se reúnen y ordenan los acontecimientos. La modernidad se basa en su idea de la historia como, por ejemplo, la concepción de la historia ordenada con base en el nacimiento de Cristo, o el ver la historia como los acontecimientos que atraviesan los países de Europa, del Occidente que representa la “modernidad”.
Es entonces cuando se critica la “historia” de la modernidad, al plantear que es solamente una propuesta del pasado construida por los grupos y clases sociales dominantes.
Se habla entonces de una crisis de la idea del progreso, puesto que no se puede hablar de un avance hacia un fin con base en un plan racional de mejora. Los filósofos modernos pensaban que el sentido de la historia era la realización de la civilización que encarnaba en el ideal del hombre europeo moderno. Y vemos que esto no es así, lo que nos lleva a deducir que existe un relativismo histórico.
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